Uno de los ámbitos de actuación que
recogen nuestras finalidades como entidad social y cultural sin ánimo
de lucro es el desarrollo de acciones de investigación, estudio,
análisis y divulgación de hechos y acontecimienos históricos pues
asumimos que el conocimiento de nuestro pasado es un elemento
imprescindible para construir ciudadanía, cultura comunitaria propia
y cohesión social. Despertar y motivar la curiosidad a través de la
divulgación y difusión de pasajes y hechos de nuestro pasado
promueve el interés por el aprecio e identificación con el
territorio que poblamos. Impulsar procesos de aprendizaje y
reconocimiento colectivo de nuestro devenir histórico dan valor a
esa premisa que dice “No se puede apreciar lo que se desconoce”
(y no por repetida la frase ha perdido vigencia y sabiduría)
constituye nuestro argumentario para implicarnos en esta labor de
trasladar al conocimiento ciudadano los antecedentes que nos han
traido hasta el s. XXI y que no son en absoluto ajenos a nuestra
realidad actual. No es aventurado afirmar que San Juan y sus
pobladores son hoy en día el resultado de los muchos siglos que nos
anteceden como poblamiento humano y que es necesario dar a conocer a
todos los que habitamos este rincón del Aljarafe y los muchos que, a
pesar de haber abandonado nuestra vecindad, siguen manteniendo lazos
afectivos con nuestro municipio los hechos y acontecimientos que han
marcado hitos en nuestra vasta historia local.
Es probable que dentro de la historia
milenaria de San Juan de Aznalfarache los dramáticos sucesos
ocurridos en el municipio a partir del 21 de julio de 1936 (fecha en
que las tropas militares sublevadas contra el gobierno de la
República entran en la localidad) y los primeros años de la
posguerra ocupen un lugar especialmente ignorado en el generalmente
poco conocido relato histórico local. El olvido impuesto y la
desmemoria condicionada por los años de la dictadura, sostenidos
durante la transición y vigentes hasta hace poco más de una década
nos ha privado del conocimiento de la realidad histórica de un
período que, sin lugar a dudas, ha sido el más trágico de nuestro
país y en el que en San Juan de Aznalfarache se cobró un dramático
peaje traducido en el asesinato de 74 sanjuaneros y sanjuaneras
(entre las que se encuentran 10 mujeres y dos menores de edad) y en
una franja de edad especialmente joven, sin olvidar el sufrimiento
ocasionado por el castigo de la humillación, el desprecio y la
exclusión social al que fueron sometidas sus familias simplemente
por tener lazos de parentesco con los “rojos” y la depuración
laboral a muchos trabajadores y trabajadoras por sospechas o
antecedentes de no ser adeptos a los principios políticos, sociales
y religiosos que impusieron las fuerzas fascistas.
Tras 3 años de investigación buscando
desde nuestra asociación testimonios, urgando en archivos,
hemerotecas, bibliografía y otros fondos documentales datos e
informaciones sobre, posiblemente, el pasaje más oculto y siniestro
de nuestro pasado tuvimos la fortuna de encontrarnos con el magnífico
libro del historiador José Mª García Márquez “Las victimas
de la represión militar en la provincia de Sevilla 1936 – 1963”
editado por Asociación Andaluza Memoria y Justicia y Aconcagua
Libros (Sevilla 2012 – ISBN 978-84-96178-94-6), posiblemente la
obra más completa y rigurosa publicada hasta la fecha sobre las
consecuencias de la sublevación militar en los municipios
de la provincia hispalense. Este título nos permitió confirmar los
datos que ya habíamos descubierto en nuestra investigación y una
considerable ampliación del número de victimas y del que aportamos
varias páginas de la obra histórica de José Mª García Márquez
que recogen datos personales de las personas represaliadas
criminalmente.
Las terribles consecuencias que para
gran parte de la población sanjuanera significó la implantación
de un auténtico estado del terror tras la ocupación de las tropas
golpistas tuvo como fatal deselance los asesinatos de 74 vecinos
(cerca de un 2 % de la vecindad de la época. Un siniestro porcentaje
que se repite en los actos de exterminios y la implantación del
terror “ejemplar”para el sometimiento de las localidades
ocupadas). La represión criminal y genocida ocasionaron la mayor
masacre ocurrida en nuestro municipio desde el s. XIII, y meses de
pánico para muchas familias temerosas de una delación o ser
señaladas por los miembros de la vecindad que colaboraron
denunciando o participando directamente en las detenciones y
crímenes . Esta cruel matanza inhumana alcanza un mayor grado de
barbarie cuando en nuestro municipio no hubo resistencia alguna a las
tropas ocupantes ni se realizaron actos de represalias personales o
contra su patrimonio a los vecinos que vieron con simpatía y
adhesión el golpe de estado contra el gobierno legítimo de la II
RepÚblica Española. El único acto reprobable en el que
participaron algunas de las víctimas fue la ocupación y desalojo de
mobiliario y enseres de la capilla del Rosario para constituir un
centro obrero. Los muertos no fueron víctimas de la guerra civil ni
cayeron en la contienda militar, puesto que no hubo conflicto
bélico en San Juan de Aznalfarache, fueron civiles inocentes y
desarmados cuyo único “delito” fue ejercer y defender los
derechos legítimos amparados por la democrática Constitucion
Española de 1931, pensar de manera distinta a la ideología
totalitaria que los dirigentes de la sublevación militar acabaron
imponiendo en todo el pais o, simplemente, ser familiar de los
anteriores.
Por todo lo que hemos conocido sobre
este triste episodio hístórico veíamos necesario trasladarlo al
conocimiento público e invitar a la Corporación Local a que se
pronunciase sobre la muerte de unos vecinos asesinados por la
intolerencia y el odio cuya memoria ha estado olvidada durante más
de siete décadas y cuyo cruel sacrificio no tuvo otra culpabilidad
que el ejercicio de sus derechos y los deseos de mejorar las
condiciones de vida de sus convecinos en unos tiempos en el que los
trabajadores y las clases populares sufrían especialmente un sistema
injusto, de humillación y explotación dramáticos.
Verdad histórica, justicia como
víctimas y reparación moral son los motivos que nos han llevado a
la presentación para su consideración al Pleno Municipal de una
moción que promueve el reconocimiento y la dignificación
institucional de la memoria de estos 74 vecinos y su divulgación a
la ciudadanía.